sábado, 9 de febrero de 2013

libertad y livertinaje

   No hay cosa que más me moleste en el mundo que la distinción entre libertad y libertinaje. Esconde un desprecio a lo que es la libertad como capacidad de elegir según la propia determinación sin coacciones. Los que dicen que el libertinaje es hacer lo que a uno le dé la gana y que libertad es hacer lo que es correcto, niegan la libertad y, en consecuencia, la condición moral del ser humano.
La libertad es la capacidad de elegir según la propia libertad sin coacciones, esto es, hacer lo que a cada cual le dé la gana en cualquier momento. Si no hay libertad, no hay posibilidad de obrar correcta o incorrectamente.
El problema estriba en que los que hacen ésta y otras distinciones realmente lo que nos le gusta es que los seres humanos tengan esa capacidad y puedan ejercerla. Recelan que seamos seres libres, pero como no se atreven a decir que la libertad es mala, la adjetivan, la distinguen o la pervierten para negarla, domesticarla o desvirtuarla.
La libertad,  entre otras cosas, nos constituye en seres morales, en seres que pueden realizar acciones buenas o malas. Sin libertad nuestras acciones no serían ni buenas ni malas, solamente serían acciones amorales, es decir, acciones programadas y necesarias.
El problema de la moralidad no es la libertad, sino las elecciones y las acciones que cada cual hace y realiza. Ser libres no nos lleva sólo a realizar acciones malas, sino también a realizar acciones buenas. Todo lo demás son acciones como las de las máquinas, sin valor moral, aunque quizá algunos los que quieren es que seamos justamente eso, máquina sin capacidad de elección.

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